MANU VIVES

Tras veinticinco años de periodismo activo en radio, prensa y televisión, Manu Vives decidió hacer realidad el sueño de toda una vida. Crear en Castellón un centro cultural de referencia por el que pasasen escritores, músicos, poetas, actores o cómicos. A ese contenedor lo llamó La Bohemia y, desde entonces, más de 200.000 espectadores han sido testigos de un éxito que traspasa fronteras. En octubre de 2019 tuvo lugar la presentación del número 8 de AND NOVIAS en su espacio. Hoy nos cuenta los secretos de un fenómeno insólito en nuestra ciudad.


La Bohemia cumple cinco años de trayectoria consolidada como un referente cultural, no solamente en Castellón, sino a nivel nacional. ¿Te podías imaginar que iba a suceder algo así?
Te mentiría si te dijese que no. Estaba seguro que lo íbamos a conseguir, aunque nadie creyese en nosotros. La verdad es que es un sueño hecho realidad. Hemos logrado cosas que parecían imposibles, casi milagros, como traer dos veces en un año al presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Y así una larga lista de bohemios que va de Vicente Vallés a Jesús Cintora, Paco Marhuenda, Fernando G, Delgado o Eloy Moreno. Estamos muy felices. Solamente este mes actúan grupos como Cándida y el cómico Arnau Soler, ambos de Valencia, junto a los Deltonos y Smile. dos bandas de referencia que vienen desde Cantabria y Vizcaya. Es la magia de La Bohemia.


¿Cómo empezó toda esta aventura? ¿Cómo encuentras un espacio tan singular en el centro de la ciudad?
Bueno, no tengo demasiado claro quién encontró a quién, si yo a la Bohemia o ella a mi. La verdad es que buena parte del éxito de nuestro espacio reside en el edificio, la antigua nave industrial de la familia Colom-Monfort, construida en 1930 para albergar su prospera industria textil. Un espacio de 600m2 que ahora alberga exposiciones de arte, presentaciones literarias, conferencias, cursos y talleres…pero que estuvo años cerrado y abandonado a su suerte. Es una pena que Castellón no se subiese al tren de la recuperación de espacios industriales, de los que soy un enamorado. Se han perdido muchos y se han levantado demasiados bloques de edificios en su lugar.


Dicen que siempre hay una fórmula para el éxito. ¿Cual es la vuestra?
Bueno, te voy a confesar una cosa, siempre que hablo de La Bohemia lo hago en plural. Aunque la idea fue mía y soy el único fundador del espacio, siempre utilizo el “nosotros” o “hemos” al hablar de La Bohemia. Y es porque hay un montón de gente detrás de este proyecto, todos los creadores culturales y el público que les apoya con su presencia. Creo que, si hay un secreto, es que a nosotros la gente nos quiere. Así de sencillo. Igual que a vosotros, Begoña es un ejemplo perfecto de alguien que crea algo de la nada y lucha contra viento y marea por sacarlo adelante.


¿Nuestra revista es muy bohemia?
Por supuesto. Comparte el mismo espíritu emprendedor que nosotros. Nunca ha existido un espacio como el nuestro, ni una revista como la vuestra en nuestra ciudad. Hasta que llegó un emprendedor y creó algo que muchos antes habían intentado, sin éxito. Te cuento una maldad. Cuando abrimos La Bohemia algunos culturetas, que no nos quieren demasiado, hacían apuestas de cuanto duraría nuestra aventura. Abrimos el 15 de abril de 2016 y muchos decían que no llegaríamos al verano. Luego a Navidades, luego….
Nadie es profeta en su tierra y, a veces, sobra envidia.
Pues esos son los mismos que decían que &Magacine no llegaría al tercer número. Gente que nunca ha hecho nada en esta vida…aparte de criticar. Nosotros preferimos trabajar y que otros ladren. La Bohemia se ha ganado ese cariño con nuestro trabajo por la cultura, muchas veces sin pedir nada a cambio. Hay espacios más lujosos que son públicos, con muchos ceros de presupuesto, a los que no va nadie. Somos una especie de Robin Hood cultural, somos los héroes de la cultura popular en su más amplio sentido. David ha vencido a Goliat, mal que le pese a algunos.
Dígame una noche en la que se emocionó especialmente.
Imposible. Hay muchas y yo, como estoy mayor, me emociono mucho últimamente. Ja ja ja. Bueno, a ver, traer a Pedro Sánchez fue un pelotazo. Un golpe en la mesa de lo que éramos capaces de hacer. Igual que la exposición “Los reinos del silencio”, sobre los ritos funerarios del Antiguo Egipto, que visitaron más de 12.000 espectadores en dos meses. Una verdadera avalancha y una de las exposiciones más visitadas en la historia de esta ciudad. Pero a mí me emociona igual un acto de 400 personas que de 30, cada uno tiene su magia y su importancia. La cantidad no es la calidad. He disfrutado como un niño en actos en los que había 20 personas.


Un centro cultural privado, abierto a todos los públicos, que hace bandera de la independencia. ¿Eso es posible?
Por supuesto, lo hemos demostrado durante todo este tiempo. Desde que empezamos el proyecto quisimos ser independientes. Somos enemigos de la cultura subvencionada porque la cultura tiene que ser, por definición, plural e independiente. En Castellón se ha abusado mucho del sectarismo cultural, de financiar un tipo determinado de cultura. Hemos pasado del café para todos al Nespresso para algunos. La Bohemia es terreno neutral, todos tienen las puertas abiertas, siempre que expresen sus ideas con respeto y educación. Sin postureo, creo que somos el único espacio que es capaz de programar un viernes la presentación del libro de Carlos Fabra y, al día siguiente, celebrar un acto de Esquerra Republicana a favor Junqueras y Puigdemont. De eso se trata, de predicar con el ejemplo.


La pregunta del millón…¿y ahora qué? ¿Cómo ha afectado el Coronavirus a La Bohemia?
Nos ha afectado, de lleno. La pandemia llegó en nuestro mejor momento. Entre marzo y junio suspendimos más de 100 actos, muchos de los cuales habían costado semanas de trabajo. Pero hemos podido volver a abrir y estamos sanos y salvos. Muchos locales culturales y muchos ciudadanos de este país no pueden decir lo mismo. Sabemos que, ahora más que nunca, la cultura es necesaria. Sin ella no hay nada. No hubiésemos podido aguantar el confinamiento sin música, libros o series de televisión. La cultura es segura, lo que no es tan seguro es que podamos vivir sin ella. Al menos nosotros. Y, espero no equivocarme, nos quedan muchos años de bohemia.

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