BODYCEL

La polución, el estrés, la mascarilla… Cada vez son más los factores que afectan a nuestra piel, dotándola de un aspecto cansado y sin luz, además pueden dañarla y vemos cómo aparecen signos como rojeces, granitos, tirantez u otras molestias.

La piel del rostro es más fina y delicada que la del resto del cuerpo y está expuesta a agentes externos durante todo el año. Todo esto hace que una de nuestras cartas de presentación más visibles sea sensible a las agresiones y a cualquier cambio.

Sabemos que una rutina diaria adecuada es la clave para mantener la piel sana a largo plazo. Sin embargo, es indispensable combinar esos cuidados desde casa con tratamientos puntuales más específicos.

Para ello me pongo en manos expertas como las de Raquel, del centro de estética Bodycel. Se han posicionado como la evolución del tratamiento estético y capilar; y era hora de hacerles una visita…

Raquel me explica que me van a realizar uno de sus tratamientos estrella, uno de los faciales más demandados que es básico para el mantenimiento de un rostro cuidada y luminosa. Lo mejor es que se puede aplicar en cualquier tipo de piel y cualquier época del año.

Me acuesto en la camilla de una acogedora habitación donde relajarme y dedicarme unos minutos, solo para mí (esos momentos que a veces son tan difícil de encontrar). El primer paso del tratamiento consiste en una leche limpiadora que me aplican delicadamente para retirar la suciedad de mi piel para seguir con un peeling, que actúa como exfoliante para terminar de retirar cualquier impureza que haya quedado y las células muertas de la piel.

A continuación, el tratamiento específico se basa en la limpieza profunda para aportar luminosidad al rostro. Para ello utilizan un dispositivo que trabaja cada área de la piel con punta de diamante.

El momento mascarilla es el más relajante. Durante unos minutos me abstraigo del presente mientras la mascarilla de oro de 24 k hace efecto en mi piel.

Y, finalmente, la crema hidratante hace que mi piel quede jugosa, con destellos dorados que la hacen resplandecer como hacía tiempo que no brillaba. El broche de oro del tratamiento fue el suave masaje para estimular los músculos faciales y propiciar los mejores resultados.

 

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