Entrevista a Mariló Marmaneu

Entrevista a
Mariló Marmaneu

Mariló Marmaneu se ha especializado en un servicio inmobiliario único en Castellón, con un enfoque más vanguardista y personalizado. Desde sus inicios en la gestión de una empresa familiar hasta la actualidad, se ha centrado en establecer relaciones duraderas y de confianza con sus clientes. Alejándose del modelo convencional, se asegura de que estén completamente satisfechos y bien atendidos.

¿Cuándo y cómo fue tu primera toma de contacto con el sector inmobiliario?

Mi incursión en el mundo inmobiliario fue inesperada. Comencé ayudando en la gestión de la empresa familiar, y finalmente acabé haciéndome cargo de la oficina y fue entonces cuando me sumergí completamente en el negocio. Me enamoré de la profesión al darme cuenta de que lo que realmente me atraía era la oportunidad de trabajar de cerca con las personas. Inicialmente, nos centrábamos en propiedades rústicas y residencias familiares, lo que atrajo a un perfil de “clientes especiales”, incluyendo el mundo del fútbol, gracias a un primer contacto con un directivo de un club de la provincia, en ese momento. Fue un desafío para mí, siendo muy joven y con poca experiencia, pero salió bien. Recuerdo claramente sus palabras: “Si me colocas a este jugador, todos para ti”. Es importante destacar que ninguna inmobiliaria trabaja directamente para los clubes de fútbol de nuestra provincia, ni para el Villarreal ni para el Castellón. Ofrecemos un servicio externo que a veces podemos brindar y otras no. En aquel momento, el encargo fue claro: “ayúdale a instalarse”. Esto se debía a que venía de un equipo importante y ese servicio lo proporcionaba el club. Aquí en España no es algo común. Desde entonces, me di cuenta de que la vivienda era solo el inicio de mi trabajo. Siempre digo que mi labor comienza cuando firmo y termina cuando el cliente finaliza su contrato. Durante ese período, ellos saben que estoy disponible para cualquier necesidad, ya sea la elección de colegios, servicio doméstico, mantenimiento del hogar, asistencia médica, o cualquier cosa que requieran. Mi objetivo es facilitar su adaptación a un nuevo destino, lo que implica atender muchos detalles para que se sientan cómodos y acompañarlos en todo el proceso.

¿Cómo describirías tu relación con tus clientes?

Mi vínculo con mis clientes es estrecho y gratificante, aunque a veces complejo, dado que cada uno tiene sus propias necesidades. Algunos llegan con familias y carreras consolidadas, siendo más autónomos y requiriendo una infraestructura diferente a la de los jóvenes. Algunos de mis clientes incluso juegan en equipos de la liga y en distintas ligas europeas, y seguimos manteniendo contacto. Un mensaje de ánimo antes de un partido importante, un mensaje de no pasa nada después de un mal partido, recibir un mensaje de “Mariló, tengo novia, ¿qué te parece?”… Al final han formado parte de mi vida durante un tiempo y no cortamos la relación cuando se van. En definitiva, acabo siendo una especie de segunda madre para ellos, apoyándolos en todo momento, ya sea para reprenderlos o para celebrar sus logros. Para mí, la confianza generada es fundamental en este ámbito, especialmente porque algunos clientes continúan confiándome la gestión de sus propiedades incluso después de haberse mudado. A veces, incluso he comprado propiedades en su nombre sin verlas personalmente, lo que demuestra la seguridad que tienen en mi criterio y gestión.

¿Qué otros perfiles de clientes atiendes además de personas del ámbito futbolístico?

Si bien es cierto que me he especializado en este ámbito debido a que la mayoría de mis clientes pertenecen al mundo del fútbol, es importante destacar que ofrezco el mismo nivel de servicio sin importar el perfil del cliente. No todos son fichajes estrella, pero todos merecen la misma atención, ya que la adaptación es un desafío para todos, independientemente del club o la categoría. Además de los futbolistas, también atiendo a otros perfiles de clientes, como los nómadas digitales, quienes buscan una experiencia diferente, especialmente desde la pandemia de COVID-19. Nuestra zona ofrece un clima magnífico para trabajar desde casa, con vistas al mar o a la montaña a pocos kilómetros de distancia. También he trabajado con ucranianos que han llegado debido a la guerra, todos ellos necesitan apoyo para comenzar en un nuevo destino. Es esencial comprender las expectativas de los clientes y adaptarse a sus necesidades individuales y familiares. La confianza es el pilar fundamental de mi trabajo.

¿Ahora mismo en qué momento profesional te encuentras?

Después de 25 años en la profesión, marcando mis bodas de plata desde que empecé en 1999, he optado por elegir cuidadosamente los clientes y proyectos que realmente deseo llevar a cabo. Esto puede implicar la búsqueda de terrenos para construir una casa, la compra-venta de viviendas, la gestión de propiedades en alquiler, o el asesoramiento sobre inmuebles para obtener rentabilidad. Trabajo sola, pero cuento con un equipo de colaboradores de confianza, compañeros de profesión fantásticos, así como todos los servicios necesarios para mantener las propiedades en perfecto estado: jardineros, fontaneros, electricistas, pintores, limpieza, etc. para garantizar un servicio de calidad. Para mí, el inicio de una relación profesional no está marcado por la firma de un contrato, sino por el compromiso mutuo, y posiblemente ello nos lleve a una relación duradera basada en la confianza.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Lo que más disfruto es ser testigo y compartir la felicidad en mis clientes. He visto a familias llorar en la notaría mientras venden el hogar de toda una vida, mientras el comprador los consuela, prometiéndoles cuidar esa casa como ellos lo han hecho. Al final, algunas propiedades llevan una carga sentimental tan significativa que firmar el traspaso puede resultar emotivo. Me quedo con esos momentos íntimos, ya que a veces vendemos mucho más que simples casas, lo cual implica una carga emocional importante que hay que saber gestionar. Más allá del aspecto económico, a lo largo de los años, he aprendido que cada cliente tiene su propia historia y su mundo único. Adaptarme a ellos, sea quien sea y como sea, requiere empatía, paciencia y disposición para estar disponible en cualquier momento, incluso las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Estoy aquí para ayudar, y eso es lo que realmente me hace feliz.

 
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