Entrevista con ROBERTO ÁLVAREZ

Entrevista con
Roberto Álvarez

La naturalidad en la escena

Roberto Álvarez Ruiz nace en Gijón un 13 de mayo de 1956. Se ha convertido en un actor versátil inmerso en tres grandes ámbitos de las artes escénicas: cine, teatro y televisión. Con una extensa filmografía, podríamos destacar, entre otras, sus participaciones en películas con grandes directores. Y cómo no, sus papeles en series tan reconocidas como “Ana y los siente”, “Cuéntame cómo pasó” o “Hospital Central”, entre otras, le han convertido en uno de los rostros más conocidos en la pequeña pantalla española. Todo ello combinado con sus múltiples interpretaciones sobre las tablas en montajes teatrales. 

¿Cuál ha sido tú fuente de inspiración para elegir el camino de la interpretación?

El camino me eligió a mí y no yo a él. Durante mis primeros veinte años de vida no tuve, ni la necesidad, ni el sueño de dedicarme a esto; es más, cuando estaba en el colegio quise estar en el grupo de teatro de los curas y nunca me eligieron. De hecho, yo estudiaba ingeniería de telecomunicaciones, y fue mi estancia en la residencia de estudiantes donde comencé a juntarme con gente que estaba orientado a temas artísticos, llevaban un famosísimo festival de cantautores. Me metí en una escuela y unos amigos míos, que estudiaban imagen y sonido, hicieron un cortometraje y ahí participé por casualidad. El caso es que fui a ver una obra de teatro que me gustó mucho y los que actuaban daban clases en una compañía muy famosa de la época, “Teatro de la danza”. Me metí en aquellas clases y me eligieron a mí para mi primera obra, “Fausto de Goethe”, en el papel de Mefistófeles en el Centro Dramático Nacional. Mira si el camino me eligió a mí, que yo estuve muchos años queriendo dejarlo, porque pensaba que no podría vivir de ello, y sin embargo detrás de un proyecto venía otro, y otro, y cuando más me cansaba, mejor me iba, hasta hoy.

Sin duda, todas las series en las que has intervenido son un lujo, pero yo elijo dos, “Ana y los siete” y “Servir y Proteger” para que me digas… ¿qué te han aportado y qué les has aportado tu a ellas?

Sin duda ellas a mí el cariño, buen trato y respeto que me han dado ambas productoras, soy una persona afortunada en esto. Cuando llego a una serie o una película, la gente me toma cariño porque soy un guasón no sé por qué, el caso es que siempre he sentido el respeto y cariño. Últimamente en la que estoy, “Servir y proteger”, son ya cinco años de permanencia, y les estoy muy agradecido porque me cuidan mucho, y para esta profesión es muy importante que te traten así, con respeto y cariño, porque se trata de trabajos con una inseguridad innata por su propia esencia. Y el consejo que yo doy, al hilo de lo anterior, es que todos los días hay que darles también las gracias, hacerles sentir que tú también los valoras, estar agradecido por todo eso. Y lo que les aporto yo, sobre todo lo que dijo alguna vez el maestro Fernando Fernán Gómez, que te toque lo que te toque, aunque sea el papel más pequeño, el más malo, que no te guste o estés en contra de él, o incluso en una situación en la que no te quisieras ver, hazlo como si fuese lo último que fueses hacer en tu vida y hazlo bien. Intento darle verdad a cada día de trabajo. En una diaria se hace muy difícil porque es mucho trabajo, mucha velocidad, y lo que puedo aportar yo es intentar hacerlo de la mejor manera posible, es la mejor forma de permanecer en esta profesión.

Y dime, ¿qué sensaciones te provoca interpretar personajes en cine, tv o teatro?

Yo creo que ahí comenzó el mundo de los intérpretes, debió nacer un poco así… Te pondré un ejemplo, estás contándole un cuento a tu hijo y de pronto empiezas a interpretar personajes, el lobo o el dragón o cualquier personaje de un cuento de los hermanos, y comienzas a poner voces, a gestualizar o incluso a representar alguno de los elementos. Pero no hay que olvidar nunca para qué le estás contando un cuento, y lo cierto es que se lo estás contando para emocionar a esa persona o para compartir esas emociones, hasta el punto que tú al contárselo puedes estar identificando determinados peligros en la vida, o alimentado la imaginación o sencillamente quieres pasar un buen rato con tu hijo amorosamente. Al final, lo que estás compartiendo son emociones y te pasas al fenómeno de la interpretación. Para un actor lo más importante es eso, es contar emociones, da igual el medio que utilices o la manera como lo cuentes, lo demás es circunstancial o incluso anecdótico, por ejemplo, en el teatro no puedes equivocarte, en tv sí, porque puedes grabar más veces la escena en la que te has equivocado, y en el cine si te equivocas se utilizan tantos recursos que es complicado, pero como te decía… lo importante es transmitir emociones, transmitir verdad.

Para Sigmund Freud, la función del arte en la sociedad es edificar y reconstruir cuando se está en peligro de derrumbe, y tal y como está últimamente nuestro mundo, ¿cuál sería para ti la función de las artes escénicas en nuestra sociedad?

Es una pregunta complicada de contestar, porque, por un lado, sí hay cosas que son muy edificantes y que te llegan a través del arte, y por otro lado pienso que no solo las que tengan que ver con el arte te llegan. Todas las cosas te hacen reflexionar de algún modo, por ejemplo, cualquier escena cotidiana que nos rodea, y por tanto en lo que se refiere a las artes escénicas no creo que sea tanto la intención de querer construir un gran discurso eficaz para cambiar la sociedad o hacerla reflexionar sobre algo, eso me parecería muy pretencioso, porque nunca le he dado al arte ese elemento diferenciador para construir ese mensaje.

Pablo Neruda dijo que “la risa es el lenguaje del alma”, y para ti ¿qué sería la risa?

Para contestarte me voy a referir a una cosa muy curiosa que he experimentado en el mundo del teatro. Aunque aún no te habría dado contestación, no sin antes decir que Neruda era muy grande. “Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan tus alas, desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido en tu alma”.

Es un honor cuando otro grande te lo recita, sin duda, gracias Roberto. Seguimos con tu respuesta a la pregunta.

Como te decía, es una cosa muy curiosa que pasa en “Ser o no ser”, de la que soy productor, pero también pasó en “Intocables”, donde sí era el protagonista, que es la historia de un tetrapléjico francés, por lo que se habla de un tema tremendamente terrible como es una persona que no se puede mover de cuello para abajo, una persona tetrapléjica, y sin embargo la obra es una risa continua sobre su condición. “Ser o no ser” habla sobre la guerra, sobre un personaje como Hitler y sin embargo también es una comedia desternillante, y se rodó en cine en plena II Guerra Mundial, y ahora nos encontramos con la barbarie de la guerra de Ucrania, con lo cual el espectador se encuentra unos veinte minutos preguntándose qué va a ocurrir, y sin embargo acaban riendo, aun cuando el tema que se trata sea terrible. Han sido dos grandes comedias “El verdugo”, donde una persona va a matar a otra, y es una comedia brillante; o “La vida es bella”, que habla de algo tan horrible como fueron los campos de concentración, y se trató en clave de humor, por eso también supuso una comedia genial. Hay algo especial con la risa. En teatro para que el público se ría tienes que darle permiso. Por ejemplo, cuando interpretaba a Philippe, el personaje tetrapléjico en “Intocable”, en el momento en que empezaba a reírme de mi mismo, de mi condición, daba ese permiso al púbico para que se riera, y la risa en estos casos tan complicados, no sé qué efecto tiene, pero desdramatiza, hacen humano aquello que de otro modo sería terrible de contar. La risa tiene algo extremadamente liberador.

And Magazine es una revista de referencia no solo en nuestra ciudad, ya que una de sus máximas y de nuestra directora, Begoña Campos, es que, dentro de su línea editorial fomenta el valor de las artes escénicas a través de entrevistas a actores y actrices de nuestro panorama nacional, ¿qué adjetivo la definiría según tu criterio? Y ¿de qué modo te sientes identificado con And Magazine?

Sí, conozco la revista, me gusta mucho que haya un acercamiento a distintas personas o personalidades de diferentes profesiones y ámbitos, porque a mí personalmente no me suele gustar cuando solo se habla de actores o artistas, me gusta que se hable, por ejemplo, de empresarios, cocineros, deportistas, etc. que tengan relevancia por su aportación a la sociedad. La conozco muy bien, y agradezco mucho cuando una revista como esta se toma la molestia de hablar del teatro, de nuestra profesión, con el respeto que lo hacéis, porque de algún modo nos ayuda a dar a conocer el trabajo que hacemos, y eso se agradece y mucho.

Cuéntanos ese deseo confesable, artístico o no, que te gustaría llevar a cabo a corto plazo.

Llevo cinco años (y ojalá sean muchos más) interpretando a Antonio Torres en “Servir y proteger”, un hombre bueno, inmaculado que todo el mundo quiere tener a su lado, como marido, como padre, como amigo, como médico. Y sin ir más lejos yo tengo un hermano que es así, que sencillamente son buenas personas. Por eso artísticamente a corto plazo me encantaría cambiar de registro, nos pasa a todos los actores, porque además tengo una gran facilidad para hacer de muy malo, malísimo, como mi personaje en “Sin tetas no hay paraíso” o en “El menor de los males”, o un malo simpático… Y otro registro que me gustaría tocar, por la misma razón, sería ser un guasón en teatro, porque tengo bastante sentido del humor y no he tenido la oportunidad desde hace mucho de hacer una buena comedia. Y como me hablas de deseos, ya puestos, me gustaría tocar el saxofón, eso sí está en mi mano, pero lleva su tiempo y los primeros años debe ser pavoroso. Pero todo es ponerse… aunque me desanimé cuando leí un artículo que hablaba que a determinadas edades a todo el mundo le da por tocar el saxofón. Su título era más o menos “no serás de esos que quieren ponerse a tocar el saxofón” y pensé: ¡oh dios mío, me han pillado, no, no quiero tocar el saxofón! Pero estoy totalmente obsesionado con ello (risas).

Infinitas gracias por tu generosidad, Roberto. Ha sido un honor y espero reír en el teatro y en la vida, siempre.

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