SIN TIEMPO QUE PERDER

¿Se han cruzado alguna vez con un ser de luz? ¿No han tenido jamás la fortuna de verlos?

Vengo a contarles que existen, yo una vez me crucé con uno. Son seres que brillan con luz propia, iluminando todo a nuestro paso. Nos observan, nos protegen y nos cuidan. Están dotados de un halo de amor especial y una fuerza inusitada pues se han enfrentado a las más difíciles situaciones y, aún así, al son de acordes de gran valentía, guían nuestro camino. Vienen a enseñarnos la verdadera esencia de la vida. Transmiten tanto cariño y con tanta intensidad que su tiempo en este mundo es limitado. Son tan bonitos porque son efímeros, fugaces. Se confunden entre nosotros hasta que llega la hora de marchar. Es entonces cuando se hacen eternos en nuestro corazón, por siempre jamás.

A ti Carla…

Fotografía José Irún
 

A menudo pensamos que estaremos aquí el tiempo necesario para hacer todo lo que nos gustaría. Es un factor que no solemos tener en cuenta y así vivimos, a ritmo vertiginoso, demorando aquello que quizás fuera lo que diera significado a nuestra vida hoy. Hasta que un día, de esos que no esperas, que no entran en tu agenda de la mañana, ni de esta semana, tampoco quizás en la de los próximos meses e incluso en la de los siguientes años, una voz, hasta ahora no muy familiar, se convierte en el primer narrador del pregón de tu destino inmediato y te condena: – Carla, tienes que anular tus planes, los de esta misma tarde. ¿Una tutoría de tu niña, quizás? ¿La compra de lo que faltó por traer a casa ayer? ¿Tenías pensado que este fin de semana ibas a empezar algo que llevas queriendo hacer hace mucho tiempo atrás?

– Entiende que no tienes tiempo que perder. Tienes un cáncer agresivo triple negativo metastásico en estado muy avanzado. Debes empezar ¡ya! con el tratamiento”. Esta frase penetra hasta lo más hondo de tu corazón y a partir de ahí comienza tu historia de luz.

El momento más duro del día es cuando despierto cada mañana, abro los ojos y soy consciente de que no he tenido un mal sueño, si no que esta es mi situación real y la debo aceptar”.

Una infancia maravillosa

 

Cuando era joven, no había una piedra de la que su padre no supiera contarle el origen y su historia. Hija de docentes, su padre, Manuel Irún, Catedrático de Griego; y su madre, Rafaela Molina, Catedrática de Física y Química, ambos del Instituto Ribalta de Castellón. Carla me habla de su Castellón natal, de su amada playa en el Voramar, de sus amigas de la infancia. Nos cuenta de “Las Carlas”. Dos amigas que juntas vivieron sus primeras salidas, los primeros amores. Ambas emprendieron la misma carrera, psicología. “Los viajes por el mundo y el legado de su padre la han hecho tremendamente sabia, con un especial sentido del humor ante la vida. Con su enfermedad, cada día nos da una lección, no podemos sentirnos más orgullosos de su papel de ayuda en esta batalla”. Explica Carla, su amiga tocaya de la infancia.

 “Me siento muy orgullosa de su humildad. Ambos han marcado mi vida. Mi padre era un compañero de viaje incansable. Se volcaba mucho con las personas que no habían tenido oportunidades y que no habían podido estudiar. Como buen docente, transmitía la historia más maravillosa con un lenguaje llano que llegaba a todo el mundo”. Así describe Carla a la persona que ha sido, junto a su madre, el referente de su vida. “Creo firmemente, que en la humildad está la verdadera grandeza. Es la base de mi educación. Cuanto más alto llegas y más sabes, más cerca debes estar de todo el que te rodea para compartir tu saber y enriquecer tu vida y la de los demás”.

La misma humildad con la que Carla Irún hace ahora balance de su vida, metidos sus recuerdos en una cajita de oro de la que van entrando y saliendo sorpresas maravillosas con las que quiere mostrar al mundo que el cáncer no acaba con la vida.

Oír hablar a Carla de Roma o de Venecia es querer hacer un viaje de su mano

De sus padres y sus dos hermanos, la psicóloga castellonense, nos relata muchas experiencias entrañables. Más si hay un recuerdo especial para ella, es el de sus viajes familiares a Italia, cuna del arte, donde su padre daba rienda suelta al docente que llevaba dentro y les enseñaba a conocer la ciudad desde sus cimientos. Oír a Carla hablar de Roma o de Venecia es querer hacer un viaje de su mano. Como su gran amiga Delia nos cuenta, “el amor por la cultura clásica y la pasión por los viajes es algo que le viene de cuna”, al igual que saber conectar con las personas, “los que la conocemos desde pequeña siempre supimos que dedicaría su vida a una profesión que tuviera como máxima la ayuda a los demás. Carla tiene esa facilidad, por eso, esta faceta de ayudar a la sociedad ante un problema que nos afecta a todos, y a ella en primera persona, se le está dando tan bien”.

Su historia viaja subida a un tren que quiere compartir

Psicóloga de vocación y madre de una niña de 14 años, creció siendo la pequeña de tres hermanos. Cuenta que siempre fue muy tímida, sin embargo ahora, su historia viaja subida a un tren que, desde hace un tiempo, comparte con miles de personas a través de sus redes sociales. Paciente de un cáncer terminal con un pronóstico devastador, el pasado verano decidió poner en marcha un proyecto cuyo objetivo es el de acercar a todo el que lo necesite su experiencia y conocimiento ante la enfermedad.

Instagram de Carla Irún
 

 Según Carla, “no nos enseñan a cómo debemos actuar ante un cáncer, ni como paciente, ni como personas que conocen a otras que lo padecen, ya sea una amigo, un familiar o un compañero de trabajo. Es importante que podamos hablar con libertad de la palabra cáncer para estar junto a las personas que lo sufren y sus familias”. Y hace hincapié en que muchas personas se sienten solas ante una enfermedad que es muy dura de asimilar física y emocionalmente y esto es debido al desconocimiento por parte de la sociedad de cómo debemos actuar. “He llegado a pedir perdón a personas muy importantes para mi que, en un momento de su vida, perdieron a un familiar a causa del cáncer y yo no supe estar a la altura porque no sabía cómo tenía que hacerlo”. Se refiere a una de sus amigas del alma, madre de tres niños, que perdió a su marido muy joven. “No sabes si llamar, si no hacerlo, si te estas acercando demasiado. Es una situación muy difícil para la que no estamos preparados”.

 

Bajo esta premisa de ayuda, Carla decidió dar visibilidad, desde su experiencia personal, para que esta situación cambiara. “Uno acaba convirtiéndose en quien quiere ser gracias a las experiencias que ha tenido en su vida, las personas que nos hemos cruzado y de las que hemos podido aprender. Las situaciones más difíciles que nos toca afrontar son las que más nos sirven para avanzar”.

Su proyecto de ayuda a los enfermos de cáncer. Su legado

Está preciosa iniciativa la hace despertar cada día con la idea de que debe ayudar a aquellos que están pasando por una situación similar a situarse en el mismo plano de la realidad en el que la enfermedad la ha situado a ella. Su proyecto ha girado con el motor de la ilusión de quien sabe que no tiene tiempo que perder, promoviendo ideas fundamentales como el amor hacia uno mismo, la prevención precoz de la enfermedad, el trato con el paciente y la importancia del apoyo social para la investigación.

Fruto de esta inquietud surge su vinculación a la Fundación Contigo contra el cáncer de la mujer, de quien Javier Cortés, su oncólogo, es presidente; y a su proyecto en esta red social, donde la suerte, el destino, Dios o la vida, (más adelante lo sabré, porque esta última siempre te acaba explicando el por qué tenían que suceder las cosas), creyeron que debía conocer a Carla. Desde el primer momento que conversamos, me di cuenta de que era alguien muy especial. Teníamos experiencias en común que habíamos vivido recientemente y que, de una u otra forma, habían movido nuestros cimientos como personas. Tener casi la misma edad y haber perdido a nuestro padre a la vez, con unos días de diferencia, nos sorprendió a ambas entendiéndonos en experiencias muy trascendentales y similares que te llevan a crecer como persona y a hacerte muchas preguntas a ti misma. “Nunca me había planteado la muerte, ni si hay algo más allá. Ahora entiendo que la importancia no está en morir si no en no haber vivido. Cuando la tienes tan cerca y has sido capaz de vivir una vida maravillosa, haces las paces con ella. Estoy en paz y tranquila”.

Fotografía José Irún
 

Me encantaría que lo que he empezado con tanta ilusión no quedara aquí, hay muchas personas que lo necesitan. Mi experiencia en recursos humanos, trabajando con tantas y tantas personas, me ha hecho entender lo importante que es saber decir adiós. Acabar el camino agradeciendo a las personas que han conformado la historia de tu vida.

Desde mi enfermedad, me quiero más a mi misma, por eso, me voy en paz y tranquila”.

Carla fue siempre una niña muy tímida, y creció, según su percepción, tras los pasos de su hermana y su hermano mayor. Su voz se alegra cuando habla de ambos, se siente muy orgullosa. Ahora, cuando sus seguidores le dicen cosas tales como: Carla tienes una luz muy especial, es maravilloso lo que estas haciendo por tanta gente…ella aún se ruboriza y agradece los cumplidos que antes eludía, relatando como de niña nunca se sintió tan segura de sí. Ejemplo de discreción, la enfermedad la ha despojado de todo aquello que la limitaba, la ha ayudado a desgranar la vida poco a poco y a sacar el jugo a sorbos pequeños y muy intensos de todo aquello que merece la pena vivir antes de partir.

Un gran sentido del humor ante la vida y las ideas muy claras. Estos han sido dos de los pilares del estandarte que ha marcado su personalidad. Vestir la vida con una sonrisa es algo que siempre ha compartido con otra de sus almas gemelas, Elena, “su sentido del humor, muy parecido al mío, nos ha acompañado y lo sigue haciendo hasta el día de hoy” Es, sin duda, una de las características que la definen y que Carla considera importantes para afrontar la enfermedad. “Nos hemos reído mucho de la vida juntas, y hasta hoy, es admirable percibir la alegría de la que intenta dotar a cada situación. Eso, y que es muy dormilona, jajaja“, ambas ríen encontrándose la una a la otra en su colección de recuerdos.

Ponerse en guardia ante lo inminente ha permitido a Carla activar sus mecanismos más profundos para derribar barreras sobre las que ahora camina plena mientras que antes, en ocasiones, le faltaba la fuerza para plantarles cara. En tono jocoso y con la más bonita sonrisa nos dice que cree que ha perdido la vergüenza. A la pregunta de si hiciera balance de su vida ¿Qué cosas cambiaría? La castellonense de nacimiento y corazón advierte que: “ Me hubiera gustado no serle tan tímida a la vida. Siempre me he esforzado mucho por superar mis barreras. Desde que tengo la enfermedad ya no he vuelto a ser tímida. Es ahora cuando ya no lo soy. Desde que estoy enferma, es cuando más orgullosa estoy de mi misma. Me quiero tal y como soy”. Y añade con la sinceridad de quien nada esconde: “Marián, no le tengo miedo a nada, a qué puedo tener miedo ahora, si todo a lo que alguien puede tener miedo ya me ha ocurrido. Pese a que alguien pueda llegar a no comprender y lo respeto, ahora vivo la vida más plena que nunca”.

Mi ejemplo es claro de que nos puede pasar a cualquiera”. La llamada de Carla

Antes de padecer la enfermedad, Carla no sabía nada acerca del cáncer. Muchas personas aún hoy, relacionan la enfermedad con los malos hábitos de vida. Piensan que es algo muy lejano a ellos, más aún, si no tienen antecedentes familiares. En este momento, nuestra protagonista hace una angustiosa llamada de atención para concienciar a la sociedad en la prevención para una posible detección precoz y clama hacia la solidaridad social en el trato con los pacientes y la necesaria colaboración económica para la investigación. “Todos somos parte de esto. Antes, yo no sabía nada del cáncer, no conocía ni en qué consistía una quimio. Yo era una mujer muy sana, comía perfectamente. En mi familia no hay un solo antecedente de cáncer. No he fumado ni bebido en mi vida. Si me hubieran preguntado de qué crees que vas a morir, habría contestado, no lo sé, de mayor o de cualquier otra causa, pero sin duda, no de cáncer”.

La sociedad tiene que dar ejemplo. Quizás mi misión es ser “un conejillo de indias”

Siento que, aun sintiéndome tan malita ya, tengo la obligación de participar. Yo no pierdo nada ya, pero hay tanto que ganar por las que viene detrás”.

El conocimiento de la enfermedad, defiende la psicóloga con una entereza aplastante, debe ser temprano porque desgraciadamente nos puede pasar y lamentablemente a cualquier edad. Y esa es su lucha en pro de la formación y la información, “esto es lo que nos ayudará a ser más solidarios y a recaudar más dinero para la investigación que es tan necesaria”.

Hace solo cinco años, las cifras de mujeres diagnosticadas de cáncer eran 27.000 casos nuevos anuales en España. En 2022, se diagnosticaron 34.750 nuevos casos en nuestro país, según el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, por lo que la cifra va en aumento. “Reducir la mortalidad pasa por apostar por una investigación que transforme la ciencia y permita avanzar en la lucha contra cualquier tipo de cáncer de la mujer”, asegura Javier Cortés, presidente de la Fundación Contigo y Director del International Breast Cancer Center (IBCC) en una entrevista concedida a uppers. Considerado el experto número uno mundial en cáncer de mama HER2+, uno de los más agresivos, y cuarto experto, también a nivel mundial, en cáncer de mama, Javier, junto a su equipo, ha llevado a cabo multitud de ensayos experimentales, como al que estos días se somete Carla, a través de los cuales se están consiguiendo importantes avances en la lucha de su tipo de cáncer metastásico.

 “El legado que quiero dejar es que la vida es maravillosa, es un regalo inmenso y tenemos que luchar porque lo siga siendo”

 “Hay mucha gente que en mi situación diría ¿Por qué me pasa esto a mi?¿Qué injusta es la vida? Siempre quejándose de todo. Estoy muy agradecida a la vida, ¡qué bonita mi infancia!, he tenido el privilegio de crecer en el Voramar, respirar frente al mar, con unas amigas maravillosas que me han acompañado hasta aquí, me siento muy orgullosa de mi familia. Es tan importante la familia. De cualquier experiencia se puede extraer una enseñanza positiva que te ayude a crecer y a disfrutar de forma aún más real e intensa la vida.”

Una tregua para el amor.

Cuando me mira, aun en mi situación, lo hace como si fuera la más bonita de todas”.

 ¿Y el amor? ¿Hay momento para el amor cuando padeces un cáncer tan agresivo?

Cuando estamos atravesando una situación difícil, el estado de ánimo se viene abajo. Nos creemos en la obligación de permanecer en una alerta constante que no nos permite respirar en otro sentido que no sea el de la responsabilidad hacia la enfermedad. Hay personas que se olvidan de que esto puede no ser un paréntesis transitorio en nuestras vidas si no el descuento definitivo. Carla nos traslada que el cáncer permite amar y es precisamente esto lo que, a veces, nos mantiene con fuerzas y con ánimo de seguir, porque tienes un ¿por qué? y un ¿por quién? En este sentido, la castellonense nos cuenta que tiene la fortuna de haber descubierto el verdadero amor. Un amor incondicional, aquel que no está reñido con nada porque no hay nada más importante que transformar el tiempo en muestra de lo vivido. Un amor que perdurará por siempre, aquel que también comparte con su hija.

 

Estoy convencida de que esta experiencia ayudará a mi hija a ser capaz de sobreponerse de cualquier otra situación que enfrente en su vida más adelante e incluso a ser más empática y poder situarse al lado de las personas que la necesiten. Esto le va a hacer mucho mejor persona. Se que será amada y cuidada, señal de cuánto amor me llevo”

Mueres físicamente, pero hay algo más allá, hay algo muy bonito en todo esto”

Dicen que todo en la vida pasa porque tiene que pasar… es la forma de entender que nos vamos transformando con cada experiencia que vivimos y que el resultado de todas ellas conforman nuestro ser. Nunca sabremos qué estaba escrito antes, si lo que tenía que pasar o lo que provocó que pasara. Lo único de lo que tengo certeza hoy, amiga, es de que “el tiempo en el amor y la amistad es relativo y nuestro concepto de la vida depende del lugar donde nos situemos para percibirla, y tú, amiga, has volado muy alto”

Marián Saco De Larriva

Ayudame y te habré ayudado

que hoy he soñado…

con otra vida, en otro mundo…

pero a tu lado

– LOS SECRETOS (Pero a tu lado)

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