VISITAMOS…VALLE DE ARÁN

Unos días de vacaciones invernales, quizás en Navidad. Vámonos a la nieve, con frío, pero también con el cálido ambiente que la rodea. Muy buen rollo, mucha solidaridad y simpatía. Una sensación de cuento, nieve blanca, altas montañas, mucho verde, pueblos de piedra, tejados de pizarra, armonía.

El equipaje, hay que meterlo en el coche, los esquís, las tablas de snow, las maletas y toda la familia es difícil de acoplar, cuando milagrosamente se logra, vamos para allá.

Lérida, una de las puertas de entrada al Pirineo, bien merece una paradiña para degustar sus famosos caracoles, que puedes tomar en el Xalet Suis, La Huerta o la Dolceta.

A partir de allí empiezan los paisajes de montaña hasta llegar al túnel de Viella, antes de la entrada es una cosa. A la salida, otro mundo te contempla, estás en el Valle de Arán, maravillosas vistas y paisajes, posiblemente te reciba una nevada, y seguro la alegría de llegar a la meta que te lleva a muchos pueblecitos con encanto: a la izquierda Gausac, Es Bordes, Bossots, Canejan, a la derecha Betren, Escunhau, Garos, Arties, Gessa, Salardu, Unha, Bagergue, Tredos, Baqueira y Beret. La vida cotidiana se queda atrás y tu chalet, apartamento, casa rural u hotel te esperan. De los últimos hay muchos y muy buenos. Entre otros los paradores de Viella y Arties, en Baqueira el histórico Montarto, la Pleta, AC, Himalaya, Tuc Blanc, Royal Tanau, Val de Neu el único 5 estrellas gran lujo, todos a pie de pista. En Tredos está el De Tredos. En Escunhau, Casa Estampa. En Arties, Besiberri…

Para esquiar, más de cien kilómetros de pista y las mejores instalaciones del país lo hacen fácil y divertido. Además de esquí alpino o de fondo puedes hacer cualquier clase de deporte de invierno: snowboard, raquetas, motos de nieve, trineos de perros o de caballos e incluso helicópteros para que te lleven a la cima con nieve virgen.

Pero no todo es deporte; hay muchísimas más alternativas. Te puedes relajar en aguas termales como ya hicieron los romanos o disfrutar de un enorme legado monumental y artístico con su propia ruta románica, casi todas las poblaciones tienen una iglesia de este estilo. Las siete capillas de Bossot, la iglesia de Sant Miguel de Viella y numerosos museos, el principal: el de Arán.

Si lo que te gusta es hacer excursiones, en el Valle están el Bosque de Conangles, los lagos Besiberri y Redon, el Camino Real, la cornisa de Baricauba, la Bassa D’Oles, el Camino del Aneto o la Mina Victoria. Otras no están lejos como El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici con más de 200 lagos o al Valle de Boi con nueve templos románicos (S.XI y XII) de esbeltos campanarios y pantocrátores Patrimonio de la Humanidad. Y por qué no dar un salto a la vecina Francia, allí está el pueblo medieval de St. Bertrand de Comminges, Albi y la obra de Toulouse Lotrec, Lourdes, la ciudad de Carcassone o Toulouse con sus estrellados restaurantes, Michel Serran y En Marge, además puedes ver la ciudad del espacio, el Capitolio, la basílica Sant Sernin, les Abattoirs (arte moderno) o los Jacobinos. 

También comer o beber es el objetivo de muchos de los que allí vamos. La olla aranesa es lo más típico, pero se encuentra de todo, muy buenas materias primas, embutidos, patés o quesos, recetas tradicionales o cocina elaborada en diversos restaurantes: Arties es el centro, con Casa Irene, quizás el más prestigioso que también es hotel, Biniaran, Eth Triton de vanguardia, la Sal Gorda vasconavarra, Dry Snow en el parador súper de moda, con cócteles profesionales y las tapas de Urtau. En Bagerque, casa Peru. En Gessa, Casa Rufus. En Viella, Era Lucana y era Mola. En Escunhau, el Niu. En Baqueira, Esquiro y Ticolet.

La copita o la fiesta de los más animosos y resistentes se encuentra en los pubs de Arties como la Luna o El Divino y en las discotecas de Baqueira con la historica Tiffany´s.

Sitios soñados que existen en realidad. Disfrútenlos.