Castellón se viste de verde para abrazar un nuevo modelo de ciudad. Con más árboles, parques y zonas de sombra, la capital se transforma para ser más amable, saludable y sostenible. Charlamos con Begoña Carrasco, alcaldesa de Castellón, sobre su visión para una ciudad que pone en el centro la calidad de vida, el respeto por el entorno y la participación ciudadana. Desde el gran pulmón verde de Sensal hasta la renaturalización de plazas y ejes comerciales, descubrimos cómo el futuro urbano se escribe con raíces, flores y mucho carácter mediterráneo.
En los últimos meses hemos oído hablar mucho del concepto “Castellón Verde”. ¿Cómo lo definiría usted en pocas palabras? ¿Qué significa para la ciudad este nuevo modelo?
Cuando hablamos de la renaturalización de la ciudad nos referimos a un Castellón con más árboles, más zonas de sombra y más plantas. Una ciudad más bonita, por la que sea agradable pasear, ir en bicicleta, de compras o a tomar algo, disfrutar con la familia… En lo que llevamos de mandato ya hemos sumado 3.000 árboles y plantas y seguimos trabajando en ello, pues, cuando finalicen las actuaciones de mejora de la Zona de Bajas Emisiones, la capital contará con unos 600 árboles y 60 jardineras más. Por no hablar del parque urbano más grande de la ciudad, de 122.000 m², ubicado en la zona de Sensal, en cuya tramitación estamos dando pasos agigantados para iniciar las obras a mediados del 2026. Tras años y años de anuncios, por fin este proyecto será realidad. Creemos firmemente en este nuevo modelo de ciudad, y no solo por motivos estéticos. Y es que, contar con pulmones verdes nos convierte también en una capital más saludable y más atractiva para el visitante. Por ello, estamos seguros de que va a tener también un impacto muy positivo sobre la economía local.
¿Cuál es su rincón favorito de naturaleza dentro del casco urbano? ¿Un lugar donde desconectar o simplemente pasear?
Castellón cuenta con espacios verdes muy bonitos en los que perderse, caminar, coger un libro o simplemente ver la vida pasar. Desde el céntrico e histórico Parque Ribalta, un remanso de paz en pleno centro donde vamos a restaurar La Pérgola; hasta el de Rafalafena, con 36.000 m² donde pasear entre palmeras y refrescantes fuentes. Y, cómo no, el parque del Pinar, la hasta ahora zona verde más grande de la ciudad, con sus 120.000 m² situados en el distrito marítimo del Grau, junto al mar, donde, como su nombre indica, es un gusto coger aire y respirar el aroma de los 2.500 pinos que lo conforman. Tampoco me puedo olvidar del parque de las Comunicaciones, el del Auditorio, el dedicado al Geólogo Royo, el del Meridiano, el del Litoral, el parque Mérida, la Panderola, el Pont de Ferro o el de Sensal. Ni de nuestros dos parques naturales, el del Desert de les Palmes y las islas Columbretes; o el ermitorio de la Magdalena. Todos ellos son lugares muy especiales que cuidamos con mimo porque forman parte de nuestro preciado patrimonio natural.
¿Qué beneficios tiene para la ciudadanía vivir en una ciudad más natural? Desde lo práctico, pero también desde lo emocional o incluso lo estético.
Una ciudad más verde es, indudablemente, una ciudad más bonita y saludable. En primer lugar, por el papel que tienen los árboles y las plantas a la hora de mejorar la calidad del aire. También porque crean zonas de sombra que reducen la temperatura de la superficie y del aire, haciéndola más agradable para pasear o ir en bicicleta. Esto supone un aliciente para dejar el coche en casa, reduciéndose notablemente la emisión de gases. Además, los pulmones verdes impulsan la práctica deportiva, algo muy importante en una ciudad como la nuestra, que puede presumir de ser capital del deporte. A este respecto, existen estudios que demuestran su importancia a la hora de reducir el estrés de los ciudadanos y, con ello, el riesgo de que padezcan enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Y, en cuanto a la salud mental, vivir cerca de zonas verdes también mejora las relaciones sociales y favorece la creatividad. Como veis, todo son ventajas.
Castellón aspira a acceder a nuevos fondos europeos para poner en marcha proyectos de transformación urbana. ¿Cómo se quiere aprovechar esta oportunidad desde el Ayuntamiento?
Los fondos europeos son fundamentales para la puesta en marcha de nuestro Plan de Acción Integrado para el desarrollo urbano sostenible. Aspiramos a la reforma integral del Mercado Central, la rehabilitación de La Pérgola, la creación de la Manzana Albinegra, el gran parque de Censal y corredores verdes en los principales ejes comerciales de Castellón, la renaturalización de plazas, como Santa Clara, y el proyecto de activación de la herramienta de gestión y recaudación tributaria municipal. Tenemos la enorme suerte de contar con un excelente equipo que lidera la directora de la Oficina de Planificación y Proyección Económica, Carmen Vilanova, en cuya experiencia y profesionalidad confiamos para lograr la máxima cantidad económica posible.
¿Qué planes tienen para el ya popularmente conocido como Censal Parc?
En esta actuación, como en todas las grandes obras que impulsa este equipo de gobierno, la participación pública va a ser determinante. Vamos a abrir un proceso de participación para que los castellonenses decidan qué quieren en este inmenso pulmón verde de 122.000 m² y queremos que todos los colectivos que integran esta ciudad se impliquen. Por el momento, nuestros técnicos han redactado una memoria que servirá como base para el proyecto definitivo que, como le digo, surgirá fruto de la escucha activa de los futuros usuarios. Para que se haga una idea de las capacidades de este espacio, en el citado documento se incluyen desde juegos infantiles de gran tamaño hasta un anfiteatro para mil personas, un estanque con pequeñas embarcaciones y una zona deportiva. Y, por supuesto, no faltarán los árboles de flor y frutales o las plantas aromáticas. Esta legislatura prevemos disponer de los terrenos y crear la primera fase del proyecto, de 32.000 metros cuadrados, a la que seguirán dos fases más. Estamos muy ilusionados porque va a ser el mayor pulmón verde de la ciudad, más grande incluso que el Pinar, y sabemos que es una esperada demanda de los castellonenses.
En una ciudad donde se mezclan tradición, mar, campo y vida urbana, ¿cómo se logra un equilibrio entre el progreso y la conservación del entorno?
Para el equipo de gobierno que tengo el honor de dirigir es fundamental que Castellón avance con paso firme hacia el futuro, con la confianza que imprime ser consciente de todo el potencial que tiene nuestra ciudad para quienes se animen a invertir en ella. Nuestro patrimonio natural es uno de nuestros grandes atractivos y, como les he comentado, fuente de una calidad de vida que nos convierte en el mejor sitio en el que emprender, establecerse y formar una familia. Por ello, trabajamos día a día para mantener este equilibrio como uno de nuestros valores diferenciales.